Pasaron varios días hasta que alguien reparó en que los sueños habían desaparecido.
Damián se empezaba a convencer de que las mujeres
debían ser todas como ella, de que Adriana, cuando fuera mayor, sería como
ella, porque Adriana leía a todas horas, y las personas que leen libros, como
aquellos que ven películas, que hacen películas, directores, actores, escritores,
lectores, no podían ser malos y no se conformarían con cualquier tipo de vida.